Quiénes somos

Nuestros fundadores



San Vicente de Paúl

 

Vicente de Paúl, hijo de campesinos de las Landas (Francia), nació el 24 de abril de 1581. Era el tercero de seis hermanos. A los 15 años ingresó en el seminario y fue ordenado sacerdote en septiembre de 1600. En 1617, siendo párroco de Chatillón-sur-Chalaronne, organizó la Cofradía de la Caridad para socorrer a los necesitados y cuidar a los enfermos en sus casas porque los pobres se habían convertido en el eje central de su ser y actuar como sacerdote. Para socorrer y evangelizar a los pobres fundó las Cofradías de la Caridad, hoy Asociación Internacional de la Caridad (1617), la Congregación de la Misión (1625) y las Hijas de la Caridad (1633). Toda su vida estuvo asentada sobre tres pilares: Dios, la Iglesia y los pobres que fueron la razón de su existir y de su actuar. Murió el 27 de septiembre de 1660. Fue canonizado el 16 de julio de 1737 y es el patrono de las Obras de Caridad de la Iglesia.

 

“Pronto verás que la Caridad pesa mucho más que el caldero de sopa y el cesto de pan, pero conserva tu dulzura y tu sonrisa. No todo consiste en dar el caldo y el pan; eso pueden hacerlo los ricos. Tú eres la pobre sierva de los pobres, la Hija de la Caridad, siempre sonriente y de buen humor. Ellos son tus amos, amos terriblemente susceptibles y exigentes, así que cuanto más feos y sucios sean, cuanto más injustos y groseros te parezcan, tanto más amor deberás darles. Únicamente por tu amor, sólo por tu amor, te perdonarán los pobres el pan que les des”

 


Santa Luisa de Marillac

 

Luisa de Marillac, sobrina del ministro de Justicia de Luis XIII, nació en París en 1591. Mujer inteligente, con buena formación humanística y de gran humanidad.
Por conveniencias políticas, la familia la casó con Antoine Le Gras, secretario de la reina madre de Francia. Tuvo un hijo y enviudó a los 26 años. En 1624 conoce a Vicente de Paúl que la anima a trabajar por los pobres y la envía por los pueblos a visitar y organizar las Cofradías de Caridad. En 1633, la pone al frente de un pequeño grupo de aldeanas y con ellas nació la Compañía de las Hijas de la Caridad. El hecho de que un grupo de mujeres se dedicara a atender a los desheredados, en las calles y en sus casas, como forma de vida consagrada, fue una revolución en la Iglesia del siglo XVII. Murió el 15 de marzo de 1660, fue canonizada en 1934 y Juan XXIII la nombró patrona de las Obras Sociales de la Iglesia.


Margarita Naseau

Campesina de origen, nació en Suresnes (Francia) en 1594. Autodidacta ejemplar, aprendió las letras y el catecismo mientras pastoreaba el ganado. Siente la vocación de Dios para dedicarse a las catequesis por las aldeas.

Conoce a San Vicente en 1630 y se entrega al servicio de los pobres bajo la orientación de Santa Luisa con otras jóvenes aldeanas. De este grupo nace la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Muere en febrero de 1633 contagiada de la peste, por haber dado cobijo y cama a una mujer pobre de la calle.

Fue la primera Hija de la Caridad que tuvo la dicha de mostrar el camino a las demás.

 


Santa Catalina Labouré

Santa Catalina Labouré, llamada Zoe en familia, nació en Bretaña, Francia, el 1806. Sus padres eran agricultores. Zoe era la novena de once hermanos supervivientes, de los diecisiete que nacieron.Cuando Zoe tenía nueve años murió su madre. Zoe tiene que ocuparse de las tareas de la casa. Zoe toma la decisión de hacerse religiosa, como su hermana mayor. Su padre se opone. La envía a París para que conozca mundo y cambie de idea. Por fin su padre consiente y entra en el noviciado de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Adopta el nombre de Catalina. Y es a ella a quien la Virgen María se le aparece varias veces el 1830. La primera aparición fue en el mes de julio, con la intervención del Ángel de la Guarda. La principal aparición fue en noviembre. Su confesor, el P. Aladel, la cuenta así: “La Virgen se le mostró en un retrato de forma oval. Estaba sobre el globo terráqueo, con vestido blanco y manto azul. De sus manos salían rayos resplandecientes que caían sobre la Tierra.

Arriba estaba escrito: ¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!… En el reverso del retablo estaba la letra M, sobre la que había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María. Después oyó estas palabras: Has de acuñar una medalla según este modelo. Los que la lleven puesta y recen devotamente esta súplica, alcanzarán especial protección de la Virgen. Y desapareció la visión”. El pueblo la llamó la Medalla Milagrosa por los muchos prodigios que obraba. Catalina murió en París el año 1876. Beatificada por Pío XI en 1923, fue canonizada por Pío XII en 1947.